Islas Cícladas: el paraíso habla griego; te cuento por qué te recomiendo unas vacaciones en las islas griegas.
Las Islas Cícladas son las más famosas de las islas griegas. Situadas en el centro del Mar Egeo, comprenden 220 islas. Las principales son Kea, Kithnos, Serifos, Sifnos, Milos, Kimolos, Siros, Paros, Antiparos, Naxos, Andros, Tinos, Mikonos, Delos, Ios, Folegandros, Amorgos y Santorini.
Las islas griegas forman un total de 2.000 islas, dividas en ocho archipiélagos (Cícladas, Dodecaneso, Jónicas, Espóradas, islas del Norte del Egeo y las del Golfo Sarónico). De todas ellas, las Cícladas son las más conocidas, por su imperturbable paisaje casi desértico, la belleza de sus pueblos de casas encaladas, rematadas con vivos colores, y sus numerosas playas, perfectas para practicar todo tipo de deportes acuáticos.
La mejor época para recorrer estas islas es la primavera, cuando se evitan las altas temperaturas y hay menos turistas. Desde el puerto de El Pireo, a 10 kilómetros de Atenas, salen los ferries que te trasladan a las más importantes, como Paros, Naxos, Mikonos, Ios o Santorini, aunque la mayoría también están comunicadas entre sí por barco.
Para moverte por cada una de ellas se puede optar por un coche de alquiler, una bicicleta o un taxi, ya que este servicio no suele costar demasiado caro. Además, en todas las islas hay un servicio de autobuses que llega hasta las zonas más recónditos.
Mykonos y Santorini
De todas las islas Cícladas la más visitada es, probablemente, la de Mykonos, que si bien es muy turística ha sabido conservar intacto su sabor genuino. Posee bellísimas playas y pueblos espectaculares, con casitas blancas adornadas con curiosas balconadas multicolores, y calles estrechas y laberínticas, rematadas por molinos de viento.
En Mykonos no hay que perderse la iglesia de la Santísima Virgen Paraportiani y la llamada «Pequeña Venecia», en la parte baja del barrio de Castro, con numerosos bares de copas que ofrecen una estampa muy animada por la noche, donde también se concentra el ambiente gay.
Tras Mykonos, Santorini es la isla más concurrida. Firá, su capital, recoge como nadie la arquitectura de las islas griegas, con sus casas asomándose a la caldera volcánica. Si le gusta volver la vista al pasado, visite su Museo Arqueológico.
Otras islas de interés
Serifos está asentada sobre un peñasco. Posee iglesias y molinos muy cuidados, y una capital digna de visitar: Chora. En Sifnos, y concretamente en el pueblo de Kastro, las casas también permanecen asomadas a un acantilado.
Para recorrer Sikinos lo mejor es hacer senderismo por los caminos de mulas, para pasar posteriormente a descansar en una de las muchas y desconocidas playas que ofrece la isla. Para diversión nocturna nos dirigiremos a Ios, mientras que para encontrarse con uno mismo hay que visitar Amorgos, donde destaca el monasterio bizantino de Chozoviotissa, o Paros, con la iglesia de Ekatontapyliani, también de estilo bizantino, uno de los más valiosos de las Cícladas.
Durante los paseos por Naxos encontraremos vegetación mediterránea de montaña, justo en el centro de la isla, y unos pintorescos pueblos con una excelente gastronomía, mientras que en Delos disfrutaremos las ruinas grecorromanas que nos recuerdan el esplendor que tuvo hace siglos esta isla. Por último, en Tinos, lo mejor que uno puede hacer es perderse por su capital, entre las estrechas callejuelas, y mezclarse con la amable gente local. Tiene muchas pequeñas ermitas y la vida nocturna es inexistente.
Gastronomía tradicional
La caída del sol en cualquiera de las islas Cícladas puede convertirse en un momento especial. Tan sólo hay que sentarse en la terraza de un bar con vistas al mar y disfrutar del espectáculo.
En general, los ingredientes de la gastronomía de las Cícladas se corresponden con la dieta mediterránea, aunque a muchos platos les acompaña el queso feta. Las comidas comienzan con el mezédes, lo que nosotros llamamos «entrantes», que se suelen acompañar de un pan de pita sin levadura y el típico vino griego.
Entre las especialidades de las islas están el agkinarés (un plato elaborado con alcachofas), la fáva (puré de lentejas típico de Santorini), el mpriám (guiso de verduras gratinado), el keftédes (pastel de carne especiado) y el kléfiko (carne de cabra cocinada en papillote). Para probar cualquiera de estos platos puede acudir al restaurante Pelican o al Eva’s Garden, ambos situados en Mikonos.
Dónde alojarse: hoteles
En las islas más importantes hay una gran oferta hotelera. En otras más pequeñas ni siquiera es posible pernoctar, por lo que hay que estar atento a la última hora de salida de los barcos.
En muchas ocasiones, los viajeros prefieren alojarse en una isla grande y turística, como Miconos, y establecerla como base, yendo durante el día a visitar otras islas y volviendo al atardecer. En Myconos, una buena referencia es el hotel Semeli, en Chora. Algo más barato es el Edem, también en Chora, y con magníficas vistas.
En Santorini nos encontramos el hotel Porto Fira, donde las suites se sitúan justo encima del acantilado, y el Theoxenia, con una céntrica ubicación en Fira y excepcionales vistas al mar y al volcán. Si prefiere apartamentos, visite los del Hotel Kafieris, al más puro estilo cicládico, y disfrute del jacuzzi en la azotea.
Al igual que Manoli en el anterior comentario, me quedo sin lugar a dudas con Santorini, y en concreto con su capital Fira. De todas formas, la gran cantidad de tiendas de souvenires y de demás chorradas dirigidas a los turistas, estropean ligeramente su encanto. Aún así, es un lugar impresionante. Ah! para subir tenéis dos opciones, o en funicular, o si os gustan las emociones fuertes en burro. Si, en burro. Cuando llegas arriba te duele todo, pero es una auténtica experiencia, no he pasado tanto miedo en la vida.
Myconos es la isla más visitada y realmente es una visita imprescindible ya que es preciosa, pero yo personalmente me quedo con Santorini. La ubicación del pueblo es impresionante, al borde del precipicio, y pasear por sus callejuelas es toda una experiencia. No es sin embargo un buen destino para amantes de la playa, ya que la mayoría son de piedras, lo que no es muy cómodo.